viernes, 20 de mayo de 2011

La violencia

Ocurre todos los días y en todos los ámbitos. Ha existido siempre, pero lo más grave es que nos hemos acostumbrado tanto a ella que la veamos como algo normal, como una parte natural de la vida en asa o fuera de ella.
Mucha de la terrible violencia que hay en la calle se gesta en la casa, con actos violentos entre los miembros de la familia, que pueden ir desde los golpes, la violación o el incesto, hasta las formas más sutiles como la descalificación constante, la celotipia, la manipulación, el control económico, la indiferencia y la omisión.
Cualquier forma de violencia daña y, en la mayor parte de los casos, lo hace de manera permanente. Las víctimas son generalmente los miembros más vulnerables del núcleo familiar: las mujeres, los niños y los ancianos. El sufrimiento, la angustia y la impotencia de quienes son objeto de este abuso de poder los pone en mayor riesgo de caer en adicciones.
Lo primero es identificar la violencia y luego ser capaces de prevenirla. Porque la buena noticia es que la violencia familiar puede evitarse si se cambian ciertas creencias, actitudes y patrones de conducta.    


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